Preparar a la mascota para la llegada del bebé

Preparar a la mascota es una tarea que tendrás que emprender cuando vayas a tener un bebé. Conoce como puedes ayudarle a disfrutar de la experiencia

Preparar a la mascota para el momento en que nazca tu hijo y se inicien las nuevas rutinas del hogar es indispensable. De lo contrario, el animalito consentido en especial si hablamos de un perro o un gato, se sentirá desplazado. Incluso se han visto casos en que se vuelven tristes y hasta rencorosos contra el último integrante de la familia; y eso hay que evitarlo. Este proceso de adaptación será necesario incluso si no se trata de tu primer descendiente.

Un bebé siempre genera cambios de hábitos. Por eso, es imperativo que antes y después de su llegada tengas en cuenta las necesidades afectivas de tu animal de compañía

El procedimiento para acondicionar a la mascota familiar ante las nuevas circunstancias debe empezar con suficiente anticipación. Se recomienda iniciar desde el principio de la preñez o inclusive en la etapa previa a la concepción. Sin embargo, si ya nació tu hijo o estás embarazada no te preocupes; porque todavía hay tiempo de entrenar a tu gato o perro a convivir con el pequeño.

Algunas recomendaciones para preparar a la mascota

Durante el embarazo y después del alumbramiento es aconsejable que realices las siguientes actividades:

  • Si hasta ahora solo tú has interactuado con el adorable animalito, necesita acostumbrarse a tratar con otros miembros de la familia. Así, no extrañará tanto tu presencia cuando te ausentes para dar a luz o por los cuidados que brindarás al recién nacido.
  • No es bueno que asocie cambios desagradables en su vida con la aparición del niño. Por eso, si vas a tener que darle otra área de descanso, hazlo al menos unos 3 meses antes del parto.
  • Hazlo escuchar voces y llantos de bebés de modo que los sonidos se le hagan familiares. En todos los casos apunta a que asocie el estímulo con momentos relajados y agradables.
  • En lugar de cerrar la puerta de la habitación del pequeño para que no pueda entrar, coloca una barrera de baja altura. Así, no se sentirá aislado de la experiencia puesto que podrá ver y escuchar lo que allí sucede.
  • Ponlo en contacto con el olor del bebé antes de que lo vea. Para ello, algún pariente le permitirá olfatear una prenda que el recién nacido haya usado en el hospital. Tal vez no funcione pero no esta de más probar.
  • Al momento en que llegues a la casa con el niño es recomendable que alguien salude a la mascota con afecto. De forma que no se sienta rechazado, desplazado u olvidado.

"Durante el primer año no debería producirse ningún conflicto, el niño está en su cuna o en brazos y el perro (o mascota) está acostumbrado al nuevo miembro de la familia. Se han ido creando todo tipo de asociaciones calmadas y ambos se llevan bien, sin juntarse" - srperro.com -

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¿Qué más puedes hacer para ayudar a tu mascota?

Proporciónale un lugar especial alejado del ajetreo del pequeño y sus cuidados; allí colocarás el envase donde come y bebe, y sus juguetes preferidos. De esta manera cuando el bebé llore, lleguen visitas o tú te sientas estresada, dispondrá de un área segura de refugio. Los niños que empiezan a gatear o a caminar tienden a ser bruscos con las mascotas; en consecuencia, acostumbra a la tuya antes de que suceda.

Para que se adapte a que lo acaricien con poca delicadeza, sin enojarse, tócalo con frecuencia. Las zonas a frotar serían las patas, cabeza, panza, orejas y muy especialmente, el hocico y la cola. Si esto le molesta combínalo con las sesiones de alimentación u otra experiencia agradable y repítelo al menos por 5 minutos, varias veces al día.

Intenta conservar las costumbres que en el pasado compartías con tu animalito de compañía. Paseos, mimos y otras experiencias placenteras le facilitarán el proceso de adaptación.

En conclusión, la llegada de un bebé impacta la rutina del hogar. Por tanto, debes preparar a tu mascota para que, por un lado, no sufra ni se estrese. Y por el otro, no se convierta en un problema durante tus labores o un peligro para el niño. Más bien conviene que sea de ayuda. Lograrlo es posible si lo entrenas y continúas ofreciéndole tu amor y comprensión.

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