¿Enfrentando la mamitis? Cuidado, esto puede causarle daño a tu hijo incluso cuando sea adulto, si crece cargado de inseguridades. Veamos cómo manejarlo
¿Consideras que tu hijo tiene mamitis? Si tiene alrededor de dos años de edad, es probable que no quiera alejarse de ti, ni siquiera por un minuto. Esto se evidencia si cada vez que no estás junto a él, experimenta un drama. Así que ¡Cuidado!, aunque es común, debes tomar acciones para evitar que ello agudice.
Un infante atraviesa esta etapa al momento de tener el grado suficiente de autonomía física, es decir, que pueda movilizarse de un lado a otro por sí mismo; pero, aún así, constantemente busca a mamá y no tolera la separación. Si estás enfrentando este comportamiento, necesitan ayuda, por ello aquí te damos ciertas pautas para que actúes en consecuencia.
"Tengo un monumento en este mundo, es mi hijo" - Maya Angelou - Activista por los derechos civiles estadounidense
¿Cuándo ocurre la mamitis?
El pico de mamitis suele ser desde los 10 a los 18 meses. Hablamos de una fase en la cual los bebés se vuelven más conscientes y autónomos; lo que significa que ya pueden caminar, correr o, al menos, gatear. Su principal objetivo es explorar el mundo que les rodea, sin embargo, aún necesitan estar acompañados por sus progenitoras.
La siguiente fase acontece un poco más tarde, alrededor de los 2-3 años, cuando comienzan a interactuar con el entorno, pero siguen anhelando la seguridad maternal. Finalmente, la tercera etapa sucede al arribar a la edad de 5 años. En esta última, surge una dependencia emocional, y es cuando algunos quieren permanecer siempre con mami, ir de compras, cocinar, etc.
Existen múltiples causas, por lo general, se produce debido a una mamá estricta, autoritaria, inflexible y/o sobre protectora
Si la madre ha grabado en el inconsciente del niño que solo ella tiene la razón, este va a dudar de sí mismo a lo largo de su vida. Por tal motivo, el pequeño cree que debe esperar aprobación o instrucciones en todo momento, aun cuando vaya alcanzando la posibilidad de ser independiente.
Esta conducta se consolida si la madre sobreprotege y el hijo es sumiso ¿Comprendes?, la ecuación no está completa si una de las partes abandona esa posición. De lo contrario, el apego se hace excesivo y por ende dañino. La buena noticia es que suele ser temporal y los episodios son fáciles de resolver.
¿Qué podemos hacer para tratar esta dependencia emocional?
La solución es simple, paciencia y mucho sentido común. Debes ayudarlo a recuperar la confianza en sí mismo, esto le permitirá sentirse cómodo con los demás. También es muy importante que aprendan a estar a solas con papá o con sus abuelos; es más, deberías darle tiempo y procurar que esté con otras personas sin tu presencia.
Primero, trata de implementar cosas agradables, como que juegue solo o con terceros y después de unos días se sentirán cómodos haciendo otras actividades de rutina. La mejor manera de desarrollar la independencia de tu vástago es a través de una estimulación temprana intelectual y física.
Anímalo a jugar con pelotas, rompecabezas o cualquier cosa que sepas que le gusta. Cuando esté entretenido, levántate y aléjate unos centímetros y lo vas haciendo lentamente, hasta que estés a un metro de distancia; mientras tanto, continúa hablando, de esa manera se dará cuenta de que todavía estás cerca. Es cuestión de constancia y creatividad.
Para concluir, es preciso tener claro que es primordial un vínculo fuerte, cómodo y afectivo entre la madre y el pequeño, sin llegar a lo obsesivo. Esto favorece el desarrollo óptimo del niño por el resto de su vida.
